NO SE PUEDE LEER ALGO ASÍ SIN LLEVAR LOS LABIOS PINTADOS
martes, 5 de mayo de 2009
Plano-secuencia
Fundido negro, el compás de la respiración, serena, inconsciente.
Se hace la luz en foco ténue.
Solo unos labios, rosados y entreabiertos, dejan ver los dientes infantilmente imperfectos.
La canción de las sábanas
la curva de sus mejillas, propensas a la sonrisa incluso en sueños
y un mechón de pelo castaño que envuelve con misteriosa ternura una diminuta nariz
Más "frú frú" de algodón blanco.
Un dedo, protector y confiado, repasa el volumen de esa boca,
despacio y en un contínuo, como el aliento apagando una vela.
Los labios despiertan,
se abre paso la lengua, dormida y curisa, que descubre el dedo y lo roza.
Un suspiro onírico.
Fundido a negro y fin de la secuencia.
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